Casa Aras es una casa tradicional de labor de dos plantas con tres cuerpos de gruesos muros, techos de madera y antiguas solerías hidráulicas que datan, como la casa en sí, de principios del siglo XIX, según cuentan los aldeanos.
Su restauración se ha realizado con gran sentido de la conservación, respetando la construcción original de las casas de la época, mas como nuestro tiempo requiere, se la ha dotado de las comodidades que hoy demanda un turismo de calidad; así las viejas cuadras se convirtieron en una cocina totalmente equipada (lavavajillas, microondas, horno, etc.) y lo que fue la “cocina de los pastores” es hoy una acogedora sala que cuenta con chimenea, televisor, algo de biblioteca y juegos. La planta baja consta además de un espacioso porche cerrado con cristaleras, un magnifico salón con chimenea y dos amplios cuartos de baño.
El patio posee un pozo, y a la izquierda encontramos un cobertizo donde se haya una barbacoa y un horno de pan en perfecto estado. Al otro extremo, encontramos aperos de labranza, trillos, aguaderas, lebrillos y tinajas de distintos estilos.
La segunda planta o doblado, donde antiguamente se almacenaba el grano, se ha transformado en un amplio repartidor que da paso a cinco dormitorios, dos baños y una terraza. Los techos son abuhardillados de tablas y vigas de madera, lo que confiere calidez a la vivienda.
La decoración es acorde con la casa: camas de hierro, espejos, cuadros, objetos curiosos, en fin, todo en su conjunto invita a la comodidad. Si a las características de la casa le añadimos el encanto del paisaje aseguramos una estancia que será del deleite de nuestros huéspedes, pues en definitiva les ofrecemos paz, naturaleza y tranquilidad.
Asimismo, en un terreno anexo a la vivienda se encuentra una piscina de 10 x 4 metros para poder refrescarse en los cálidos días de verano. |